En las ciudades del interior todo es controlado por magnetismo avanzado, incluyendo la iluminación: no hay lámparas regulares y los túneles son iluminados por unidades pentoxido-fosfóricas con bandas de emisión más amplias de lo normal.
El pentoxido fosfórico es corrosivo, peligroso, provoca quemaduras en cualquier área de contacto. Es nocivo si es ingerido o inhalado. Su vapor provoca irritación en el tracto respiratorio. Reacciona de manera violenta con el agua provocando calor y ácido fosfórico.
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