

En 1930 Albert de Winton, periodista estadounidense, organizó y comandó una nueva expedición para buscar a Fawcett. Afirmó haber logrado reconstruir la ruta del coronel y poder seguirla para ubicarlo, y probablemente lo consiguió, pues tanto él como sus compañeros de viaje desaparecieron sin dejar rastro.
Otra vez, en 1932, el explorador y cazador suizo Stefan Rattin, organizó una expedición junto con el periodista Horacio Fusoni y un grupo de catorce hombres más. Se internaron en la selva y nunca más se supo de ellos.
Se especula con que Fawcett y su grupo entraron a una caverna sin fondo en las cercanías de la llamada Lagoa Santa, llegando a la hipotética ciudad de Ibez, ubicada justo en el corazón del Roncador, y que para hacerlo tuvieron que desmaterializarse, es decir, salir de sus cuerpos.
En efecto, en la zona del Roncador hay muchas leyendas que cuentan sobre inmensas cavernas subterráneas de cientos de kilómetros de extensión. En los alrededores de la Lagoa Santa, un espejo de agua sagrado para los indígenas Xavantes (lago estéril, sin ninguna forma de vida), existe una honda caverna donde los nativos y varios grupos esotéricos y místicos practican ceremonias secretas. Según ellos, hay humanos (llamados intraterrestres) que viven en aquellas grutas.

Las hormas de 4 o 6 dedos están presentes en muchas tribus de Suramérica. El nacimiento de un niño con malformación, resultado, por lo general, de uniones entre personas de la misma tribu, se estima aún hoy como un regalo de Dios, un evento impregnado de sacralidad, hecho digno, por tanto, de representarse en la roca como una cosa importante.
YURI LEVERATTO
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Que interesante, un gran misterio, avala la teoría de la tierra hueca, habrá vida dentro?...
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